viernes, 22 de enero de 2016

Apuntes - La Trinidad en el Antiguo Testamento - Nuevo Testamento

La Trinidad en el Antiguo Testamento


La Trinidad en el Antiguo Testamento se encuentra oculta, no se habla directamente en  la revelación de ella.

La Trinidad solamente ha sido revelada abiertamente al llegar la plenitud de los tiempos.

La encarnación del Hijo y el envío del Espíritu Santo constituyen el cumplimiento de esa plenitud de los tiempos.

En el AT sólo hay algunas alusiones que sólo son posibles de descubrir a la luz del Nuevo Testamento. Insistimos en que los vestigios o huellas de la Trinidad en el AT solamente son posibles de interpretar a la luz del NT.

En el uso del plural en Génesis

“Hagamos al hombre a imagen y semejanza nuestra” 1,26 “He aquí que Adán es como uno de nosotros” 3,22

“Venid, descendamos y confundamos sus lenguas” 11,7

Aquí, en estos pasajes, se insinúa, al menos, cierta pluralidad divina.

Las manifestaciones teofánicas del AT

Cuando tres varones aparecen a Abraham en la encina de Mambré Gn 18,1-15 En la zarza ardiente cuando ocurre la vocación de Moisés Ex 3




El ángel del Señor.

La sabiduría personificada del AT

“El Señor me poseyó en el inicio de sus caminos... Desde la eternidad fuí modelada desde el principio, antes que la tierra... Antes que los montes fui engendrada...” Prov 8,22-31 (Cf. Sab 9,1. 2.17)

En las profecías del AT

Profecías mesiánicas

Sal 2,7 → El NT lo aplica a Jesús He 1,5

Sal 109 → Jesús lo recoge en Mt 22,44

Algunas conclusiones

1.  Respecto a Dios, el AT afirma su total y absoluta unicidad Cf. Dt 6,4 “…el Señor uno es”


No hay más que un Dios,  Él es uno. Él es único 

Importancia de la fe monoteísta 

Monoteísmo absoluto

2.  La mentalidad veterotestamentaria no puede concebir la idea de una divisibilidad divina.
Un Dios que se divide o parte en más de una expresión no es posible para el monoteísmo estricto.

3. Solamente desde una lectura neotestamentaria se podría decir que el AT contiene una cierta idea de pluralidad de intensidad

Qué no es la Trinidad

1. La Trinidad no son tres dioses

Más bien es un Dios compuesto en tres personas, y tres personas existentes en la unidad de la deidad. No es politeísmo

No es triteísmo
El cristianismo es monoteísta

2.  La Trinidad no son tres experiencias o modos de Dios
Las tres personas siempre han existido al mismo tiempo.

No es que Dios se cambie o mude de personalidad de acuerdo a las circunstancias. p.e. la antigua herejía del modalismo

3.  La Trinidad no son tres personas tal como nosotros somos personas

Cada hombre es un individuo, único; no comparte su personalidad con nadie: es unipersonal. En cambio Dios: es tripersonal. Dios es un ser; no tres seres.

*  Un hombre es: un ser = una persona
*  Dios es: un ser = tres personas

¿Qué nos dice el Nuevo Testamento?
Jesús llama a Dios Padre

“Para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos” (Mt 5,45 Cf. Mt 5,48; 6,6)




Jesús revela que Dios es su Padre

“Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, ni nadie conoce al Padre sino el

Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelarlo” (Mt 11,27)

Jesús se identifica con el Padre

“Pues como el Padre tiene vida en sí mismo, así ha dado al Hijo tener vida en sí mismo” (Jn 5,26) “Yo y el Padre somos uno” (Jn 10,30)

Jesús llama a Dios Abba y Padre mío

Getsemaní (Mc 14,36)

“Padre, ha llegado la hora. Glorifica a tu Hijo para que tu Hijo te glorifique” (Jn 17,1) “Venid, benditos de mi Padre” (Mt 25,34)

“Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu” (Lc 23,46) “Yo os envío al que mi Padre ha prometido” (Lc 24,49)

Jesús hace una distinción

“Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios” (Jn 20, 17)

De lo anterior podemos deducir dos ideas fundamentales:

1.  Que Jesús reveló la paternidad de
Dios porque lo llama “Padre”

2.  Que Jesús está reconociendo su filiación con el Padre. Está revelando su filiación divina

Jesús dio a conocer su divina preexistencia utilizando el nombre “Yo soy” revelado a Moisés en el monte Horeb

“Yo soy la luz del mundo” (Jn 8,12)
“Si no creéis que Yo soy, moriréis en vuestros pecados” (Jn 8,24)

“Cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre, entonces conoceréis que Yo soy” (Jn 8,28) “Antes de que Abraham naciese, Yo soy” (Jn 8,58)

“Os lo digo desde ahora, antes de que suceda, para que cuando ocurra creáis que Yo soy” (Jn 15,19) Sus oyentes entendieron que afirmaba de sí mismo que era Dios (p.e. Jn 5,18)

Los discípulos proclaman la divinidad de Jesús en varias oportunidades:

Cuando camina sobre las aguas: “Realmente eres Hijo de Dios” (Mt 14,33)

En la confesión de Pedro: “Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo” (Mt 16,16)

En la exclamación de Tomás: “¡Señor mío y Dios mío!” (Jn 20,28)

La filiación divina de Jesús está presente en toda la predicación apostólica postpascual. Los discípulos proclaman a Jesús como Hijo de Dios

“El Verbo era Dios” (Jn 1,1)

San Juan precisa que escribió su Evangelio “para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios” (Jn 20,31)
Pablo dice que Cristo es: “Dios bendito por los siglos” (Ro 9,5)

“En Él habita toda la plenitud de la divinidad corporalmente” (Col 2,9)





El Espíritu Santo en clave trinitaria

En Gn 1,2 aparece la palabra espíritu (“el Espíritu de Dios se cernía sobre la superficie de las aguas”).

En el NT aparecen varios nombres concretos para el Espíritu Santo, como el Espíritu del Padre (Mt 10, 20; 1 Cor 2,11; Jn 15,26); el Espíritu del Hijo (Gal 4,6); el Espíritu de Jesús (Hch 16,7).

Lo anterior indica que el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo. Por lo tanto existe una relación estrecha entre sí.

Los textos del NT indican que el Espíritu Santo es una Persona divina

“Yo rogaré al Padre y os dará otro Paráclito... El Espíritu de la Verdad” (Jn 14,16)

“El Paráclito, el Espíritu Santo que el Padre enviará en mi nombre, él os lo enseñará todo” (Jn 14,26) “Cuando venga el Paráclito que yo os enviaré de parte del Padre, el Espíritu de la Verdad que procede del

Padre, él dará testimonio de mí” (Jn 15,26)

Los textos del NT mencionan la acción del Espíritu Santo en relación a Jesucristo
-  En la Anunciación Lc 1,35
-  De María se dice que “había concebido en su seno por obra del Espíritu Santo” (Mt 1,18)
-  En el bautismo de Jesús (Lc 3,21s)
-  Lucas informa que Jesús se mueve “por impulso del Espíritu Santo” (Lc 4,14)
-  También dice que Jesús estaba “lleno del Espíritu Santo” (Lc 4,1)

-  En Nazaret Jesús aplica para sí el texto de Is 61,1-2 que decía “El Espíritu del Señor está sobre mí” (Lc 4,18-30)

Algunas fórmulas trinitarias del NT

-  La Anunciación (Lc 1,30-35)
-  El Bautismo del Señor (Mt 3,13; Mc 1,10; Lc 3,22)
-  La Transfiguración (Mt 17,1ss; Mc 9,1-12; Lc 9,28-39)
-  En la Promesa del Paráclito: “Yo pediré al Padre y os enviará otro Paráclito... El Paráclito, el Espíritu
Santo, que el Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo” (Jn 14,16.26).

-  La fórmula bautismal mateana: “Id y enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (Mt 28,19).

-   En la bendición paulina a los corintios: “La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la participación del Espíritu Santo sea con todos vosotros” (2Co 13,14).

-  La mención trinitaria en la tradición petrina: “Elegidos según la presciencia de Dios Padre, mediante la santificación del Espíritu, para obedecer a Jesucristo” (1 Pe 1,2).

Algunas definiciones trinitarias básicas

“Existe un solo Dios verdadero, pero en la unidad de la deidad hay tres personas coeternas y co-iguales; iguales en esencia, pero diferentes en subsistencia.”

“Adoramos un Dios en Trinidad, y Trinidad en unidad; ni confundiendo las personas, no dividiendo la substancia. La persona del Padre es una, la del Hijo es otra, la del Espíritu Santo, otra. Pero la divinidad del Padre, el Hijo y el Espíritu es una; su gloria igual, coeterna su majestad…Y en esta Trinidad no hay nada prior o posterior, nada mayor o menor; pero las tres personas son coeternas y coiguales…”
(San Atanasio de Alejandría. Siglo IV d.C.)







“Todos los expositores católicos (universales) de las divinas escrituras que yo he podido leer, que han escrito antes de mí concerniente a la Trinidad, quien es Dios, se han propuesto enseñar, de acuerdo a las escrituras, esta doctrina:que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo insinúan una unidad divina, de una y la misma substancia, en una igualdad indivisible; y por lo tanto que no hay tres dioses, sino un Dios.”

(San Agustín de Hipona. Siglo IV-V)


Antecedentes de la fe trinitaria en la historia del dogma cristiano

Didajé (ca. 70 d.C.)

“Después de haber enseñado todo lo que precede, bautizad en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo...”

Clemente de Roma en su Carta a los Corintios (ca. 96)

“Vive Dios y vive el Señor Jesucristo y el Espíritu Santo, fe y esperanza de los elegidos”

“Los Apóstoles nos predicaron el Evangelio de parte del Señor Jesucristo; Jesucristo fue enviado de parte de Dios (Padre) (...). Por tanto, los Apóstoles (...), llenos de la certidumbre que les infundió el Espíritu Santo, partieron para dar la alegre noticia de que el Reino de Dios estaba para llegar”.

Ignacio de Antioquía (ca. 107), Carta a los Efesios

“Sois piedras del templo del Padre, elevadas a lo alto por la máquina de Jesucristo, que es la cruz, y ayudados del Espíritu Santo que es la cuerda”

Martirio de San Policarpo (156 d.C.)

“Señor Dios omnipotente: Padre de tu amado y bendecido Jesucristo (...). Yo te bendigo y te glorifico por medio del Sumo sacerdote eterno y celestial Jesucristo, tu Hijo muy amado, por el cual sea dada la gloria a Ti junto a Él y al Espíritu Santo”

Atenágoras (ca.177)

Defiende la fe en Dios Uno y Trino contra aquellos que acusan a los cristianos de ser ateos.

San Ireneo de Lyon (130-200)

Puede distinguir claramente entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

Clemente de Alejandría (+211/215)

Se dedica a defender la unicidad de Dios frente al politeísmo pagano imperante.

Orígenes (185-255)

Consideraba a la Trinidad en el marco de la economía de la salvación: así, el Padre es el creador, el Logos es el mediador, y el Espíritu Santo está presente dondequiera que hay santidad.

Subraya además la divinidad del Espíritu Santo al afirmar que el Espíritu Santo “está eternamente con el Padre y el Hijo, y como el Padre y el Hijo existe siempre, existió y existirá”.









Los errores del monarquianismo adopcionista y modalista

Tertuliano usará el vocablo “monarquianismo” para referirse a aquellos que defendían la unidad de Dios pero caían en el error de admitir en Dios una sola persona, un solo monarca.

El monarquianismo presenta dos caminos: el adopcionista y el modalista

1. Monarquianismo adopcionista

Cristo sería un hombre que recibió la dignidad divina al descender sobre él el Espíritu de Dios. Es así que pasó a ser hijo de Dios por adopción.

Por ejemplo, Teodoto de Bizancio (final del s. II) afirmaba que Cristo es un hombre que recibió una

“dynamis” o fuerza divina en su Bautismo.

2. Monarquianismo modalista

Padre, Hijo y Espíritu Santo serían los modos de manifestarse en la historia de la salvación el Dios unipersonal.

Para Sabelio Dios se manifiesta como Padre en la creación, como Hijo en la redención y como Espíritu Santo en la santificación de los fieles.

Defendido por Noeto (180), Práxeas (190) y Sabelio (+260)

A los modalistas se les llamaba también “patripasianos” porque algunos afirmaban que Cristo era el mismo Padre que había nacido, padecido y sufrido en la Cruz.

Ceferino (198-217) rechazó el patripasianismo, y Dionisio (259-268) condenó a Sabelio.

El error del subordinacionismo

Este error subordina el Hijo al Padre hasta el punto de negar la divinidad del Hijo.

Pero había que distinguir entre la subordinación real (idea errada como en Arrio) y la subordinación en los modos de expresarse (idea correcta como p.e. en Orígenes).

Arrio niega la generación eterna en Dios (que es una generación que no tiene principio, que siempre fue), porque aplica a Dios el concepto de generación real o material.

Si Dios engendrase, habría dos dioses. Se trataría aquí de un subordinacionismo radical, es decir, que el Hijo fue una criatura hecha en el tiempo.

Para Arrio, el Verbo es un ser intermedio entre Dios y los hombres, creado por Dios para que a su vez éste crease el mundo.

El concilio de Nicea del 325 d.C.
Convocado por el emperador Constantino y en el que participan unos 300 obispos

Los Padres de Nicea incorporan a la explicación de la fe acudiendo a un término que no es bíblico.

Y aunque no es bíblico sí puede expresar de buena manera la realidad que designa: “homousios”, es decir, que el Hijo es “consubstancial” al Padre.














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