La Trinidad en el Antiguo Testamento se encuentra oculta, no se habla directamente en la revelación de ella.
La Trinidad solamente ha sido revelada
abiertamente al llegar la plenitud de los tiempos.
La encarnación del
Hijo y el envío del Espíritu Santo constituyen el cumplimiento de esa plenitud
de los tiempos.
En el AT sólo hay
algunas alusiones que sólo son posibles de descubrir a la luz del Nuevo
Testamento. Insistimos en que los vestigios o huellas de la Trinidad en el AT solamente
son posibles de interpretar a la luz del NT.
En el uso del plural en Génesis
“Hagamos al hombre a imagen y semejanza nuestra” 1,26 “He aquí que Adán es como uno de
nosotros” 3,22
“Venid, descendamos y confundamos sus lenguas” 11,7
Aquí, en estos pasajes, se insinúa, al menos,
cierta pluralidad divina.
Las manifestaciones teofánicas del AT
Cuando tres varones aparecen a Abraham en la
encina de Mambré Gn 18,1-15 En la zarza ardiente cuando ocurre la vocación de
Moisés Ex 3
El ángel del Señor.
La sabiduría personificada del AT
“El Señor me poseyó en el inicio de sus
caminos... Desde la eternidad fuí modelada desde el principio, antes que la
tierra... Antes que los montes fui engendrada...” Prov 8,22-31 (Cf. Sab 9,1.
2.17)
En las profecías del AT
Profecías mesiánicas
Sal 2,7 → El NT lo aplica a Jesús He 1,5
Sal 109 → Jesús lo recoge en Mt 22,44
Algunas conclusiones
1. Respecto a Dios, el AT afirma su total y absoluta
unicidad Cf. Dt 6,4 “…el Señor uno es”
No hay más que un Dios, Él es uno. Él es único
Importancia de la fe
monoteísta
Monoteísmo absoluto
2. La mentalidad veterotestamentaria no puede
concebir la idea de una divisibilidad divina.
Un Dios que se divide o parte en más de una
expresión no es posible para el monoteísmo estricto.
3. Solamente desde
una lectura neotestamentaria se podría decir que el AT contiene una cierta idea
de pluralidad de intensidad
Qué no es la Trinidad
1. La Trinidad no son tres dioses
Más bien es un Dios compuesto en tres personas, y
tres personas existentes en la unidad de la deidad. No es politeísmo
No es triteísmo
El cristianismo es monoteísta
2. La Trinidad no son tres experiencias o modos de
Dios
Las tres personas siempre han existido al mismo
tiempo.
No es que Dios se
cambie o mude de personalidad de acuerdo a las circunstancias. p.e. la antigua
herejía del modalismo
3. La Trinidad no son tres personas tal como
nosotros somos personas
Cada hombre es un individuo, único; no comparte
su personalidad con nadie: es unipersonal. En cambio Dios: es tripersonal. Dios
es un ser; no tres seres.
* Un hombre es: un ser = una persona
* Dios es: un ser = tres personas
¿Qué nos dice el Nuevo Testamento?
Jesús llama a Dios Padre
“Para que seáis hijos de vuestro Padre que está
en los cielos” (Mt 5,45 Cf. Mt
5,48; 6,6)
Jesús revela que Dios es su Padre
“Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie
conoce al Hijo sino el Padre, ni nadie conoce al Padre sino el
Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelarlo” (Mt 11,27)
Jesús se identifica con el Padre
“Pues como el Padre tiene vida en sí mismo, así
ha dado al Hijo tener vida en sí mismo” (Jn 5,26) “Yo y el Padre somos uno” (Jn 10,30)
Jesús llama a Dios Abba y Padre mío
Getsemaní (Mc 14,36)
“Padre, ha llegado la hora. Glorifica a tu Hijo
para que tu Hijo te glorifique” (Jn 17,1)
“Venid, benditos de mi Padre” (Mt 25,34)
“Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu” (Lc 23,46) “Yo os envío al que mi Padre ha
prometido” (Lc 24,49)
Jesús hace una distinción
“Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y a
vuestro Dios” (Jn 20, 17)
De lo anterior podemos deducir dos ideas
fundamentales:
1. Que Jesús reveló la paternidad de
Dios porque lo llama “Padre”
2. Que Jesús está reconociendo su filiación con el
Padre. Está revelando su filiación divina
Jesús dio a conocer
su divina preexistencia utilizando el nombre “Yo soy” revelado a Moisés en el
monte Horeb
“Yo soy la luz del mundo” (Jn 8,12)
“Si no creéis que Yo soy, moriréis en vuestros
pecados” (Jn 8,24)
“Cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre,
entonces conoceréis que Yo soy” (Jn 8,28)
“Antes de que Abraham naciese, Yo soy” (Jn 8,58)
“Os lo digo desde ahora, antes de que suceda,
para que cuando ocurra creáis que Yo soy” (Jn 15,19) Sus oyentes entendieron que afirmaba de sí mismo que
era Dios (p.e. Jn 5,18)
Los discípulos proclaman la divinidad de Jesús en
varias oportunidades:
Cuando camina sobre las aguas: “Realmente eres
Hijo de Dios” (Mt 14,33)
En la confesión de Pedro: “Tú eres el Cristo,
el Hijo de Dios vivo” (Mt 16,16)
En la exclamación de Tomás: “¡Señor mío y Dios
mío!” (Jn 20,28)
La filiación divina
de Jesús está presente en toda la predicación apostólica postpascual. Los
discípulos proclaman a Jesús como Hijo de Dios
“El Verbo era Dios” (Jn 1,1)
San Juan precisa que escribió su Evangelio “para
que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios” (Jn 20,31)
Pablo dice que Cristo es: “Dios bendito por
los siglos” (Ro 9,5)
“En Él habita toda la plenitud de la divinidad
corporalmente” (Col 2,9)
El Espíritu Santo en clave trinitaria
En Gn 1,2 aparece la palabra espíritu (“el
Espíritu de Dios se cernía sobre la superficie de las aguas”).
En el NT aparecen
varios nombres concretos para el Espíritu Santo, como el Espíritu del Padre
(Mt 10, 20; 1 Cor 2,11; Jn 15,26); el Espíritu del Hijo (Gal 4,6); el Espíritu
de Jesús (Hch 16,7).
Lo anterior indica
que el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo. Por lo tanto existe una
relación estrecha entre sí.
Los textos del NT indican que el Espíritu Santo
es una Persona divina
“Yo rogaré al Padre y os dará otro Paráclito...
El Espíritu de la Verdad” (Jn 14,16)
“El Paráclito, el
Espíritu Santo que el Padre enviará en mi nombre, él os lo enseñará todo” (Jn 14,26) “Cuando venga el Paráclito que yo
os enviaré de parte del Padre, el Espíritu de la Verdad que procede del
Padre, él dará testimonio de mí” (Jn 15,26)
Los textos del NT mencionan la acción del
Espíritu Santo en relación a Jesucristo
- En la Anunciación Lc 1,35
- De María se dice que “había concebido en su
seno por obra del Espíritu Santo” (Mt 1,18)
- En el bautismo de Jesús (Lc 3,21s)
- Lucas informa que Jesús se mueve “por impulso
del Espíritu Santo” (Lc 4,14)
- También dice que Jesús estaba “lleno del
Espíritu Santo” (Lc 4,1)
- En Nazaret Jesús aplica para sí el texto de Is
61,1-2 que decía “El Espíritu del Señor está sobre mí” (Lc 4,18-30)
Algunas fórmulas trinitarias del NT
- La Anunciación (Lc 1,30-35)
- El Bautismo del Señor (Mt 3,13; Mc 1,10; Lc 3,22)
- La Transfiguración (Mt 17,1ss; Mc 9,1-12; Lc
9,28-39)
- En la Promesa del Paráclito: “Yo pediré al
Padre y os enviará otro Paráclito... El Paráclito, el Espíritu
Santo, que el Padre enviará en mi nombre, os lo
enseñará todo” (Jn 14,16.26).
- La fórmula bautismal mateana: “Id y enseñad a
todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo” (Mt 28,19).
-
En la
bendición paulina a los corintios: “La gracia de nuestro Señor Jesucristo,
el amor de Dios, y la participación del Espíritu Santo sea con todos
vosotros” (2Co 13,14).
- La mención trinitaria en la tradición petrina: “Elegidos
según la presciencia de Dios Padre, mediante la santificación del
Espíritu, para obedecer a Jesucristo” (1 Pe 1,2).
Algunas definiciones trinitarias básicas
“Existe un solo Dios verdadero, pero en la unidad
de la deidad hay tres personas coeternas y co-iguales; iguales en esencia, pero
diferentes en subsistencia.”
“Adoramos un Dios en Trinidad, y Trinidad en
unidad; ni confundiendo las personas, no dividiendo la substancia. La persona
del Padre es una, la del Hijo es otra, la del Espíritu Santo, otra. Pero la
divinidad del Padre, el Hijo y el Espíritu es una; su gloria igual, coeterna su
majestad…Y en esta Trinidad no hay nada prior o posterior, nada mayor o menor;
pero las tres personas son coeternas y coiguales…”
(San Atanasio de Alejandría. Siglo IV d.C.)
“Todos los expositores católicos (universales) de las divinas escrituras que yo
he podido leer, que han escrito antes de mí concerniente a la Trinidad, quien
es Dios, se han propuesto enseñar, de acuerdo a las escrituras, esta
doctrina:que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo insinúan una unidad divina,
de una y la misma substancia, en una igualdad indivisible; y por lo tanto que
no hay tres dioses, sino un Dios.”
(San Agustín de Hipona. Siglo IV-V)
Antecedentes de la fe trinitaria en la historia
del dogma cristiano
Didajé (ca. 70 d.C.)
“Después de haber enseñado todo lo que precede,
bautizad en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo...”
Clemente de Roma en su Carta a los Corintios (ca.
96)
“Vive Dios y vive el Señor Jesucristo y el
Espíritu Santo, fe y esperanza de los elegidos”
“Los Apóstoles nos predicaron el Evangelio de
parte del Señor Jesucristo; Jesucristo fue enviado de parte de Dios (Padre)
(...). Por tanto, los Apóstoles (...), llenos de la certidumbre que les
infundió el Espíritu Santo, partieron para dar la alegre noticia de que el
Reino de Dios estaba para llegar”.
Ignacio de Antioquía (ca. 107), Carta a los
Efesios
“Sois piedras del templo del Padre, elevadas a lo
alto por la máquina de Jesucristo, que es la cruz, y ayudados del Espíritu
Santo que es la cuerda”
Martirio de San Policarpo (156 d.C.)
“Señor Dios omnipotente: Padre de tu amado y
bendecido Jesucristo (...). Yo te bendigo y te glorifico por medio del Sumo
sacerdote eterno y celestial Jesucristo, tu Hijo muy amado, por el cual sea
dada la gloria a Ti junto a Él y al Espíritu Santo”
Atenágoras (ca.177)
Defiende la fe en Dios Uno y Trino contra
aquellos que acusan a los cristianos de ser ateos.
San Ireneo de Lyon (130-200)
Puede distinguir claramente entre el Padre, el
Hijo y el Espíritu Santo.
Clemente de Alejandría (+211/215)
Se dedica a defender la unicidad de Dios frente
al politeísmo pagano imperante.
Orígenes (185-255)
Consideraba a la Trinidad en el marco de la
economía de la salvación: así, el Padre es el creador, el Logos es el mediador,
y el Espíritu Santo está presente dondequiera que hay santidad.
Subraya además la divinidad del Espíritu Santo al
afirmar que el Espíritu Santo “está eternamente con el Padre y el
Hijo, y como el Padre y el Hijo existe siempre, existió y existirá”.
Los errores del monarquianismo adopcionista y
modalista
Tertuliano usará el
vocablo “monarquianismo” para referirse a aquellos que defendían la unidad de Dios
pero caían en el error de admitir en Dios una sola persona, un solo monarca.
El monarquianismo presenta dos caminos: el
adopcionista y el modalista
1. Monarquianismo adopcionista
Cristo sería un
hombre que recibió la dignidad divina al descender sobre él el Espíritu de
Dios. Es así que pasó a ser hijo de Dios por adopción.
Por ejemplo, Teodoto de Bizancio (final del s.
II) afirmaba que Cristo es un hombre que recibió una
“dynamis” o fuerza divina en su Bautismo.
2. Monarquianismo modalista
Padre, Hijo y
Espíritu Santo serían los modos de manifestarse en la historia de la salvación
el Dios unipersonal.
Para Sabelio Dios
se manifiesta como Padre en la creación, como Hijo en la redención y como
Espíritu Santo en la santificación de los fieles.
Defendido por Noeto (180), Práxeas (190) y
Sabelio (+260)
A los modalistas se
les llamaba también “patripasianos” porque algunos afirmaban que Cristo era el
mismo Padre que había nacido, padecido y sufrido en la Cruz.
Ceferino (198-217) rechazó el patripasianismo, y
Dionisio (259-268) condenó a Sabelio.
El error del subordinacionismo
Este error subordina el Hijo al Padre hasta el
punto de negar la divinidad del Hijo.
Pero había que
distinguir entre la subordinación real (idea errada como en Arrio) y la
subordinación en los modos de expresarse (idea correcta como p.e. en Orígenes).
Arrio niega la
generación eterna en Dios (que es una generación que no tiene principio, que
siempre fue), porque aplica a Dios el concepto de generación real o material.
Si Dios engendrase,
habría dos dioses. Se trataría aquí de un subordinacionismo radical, es decir,
que el Hijo fue una criatura hecha en el tiempo.
Para Arrio, el
Verbo es un ser intermedio entre Dios y los hombres, creado por Dios para que a
su vez éste crease el mundo.
El concilio de Nicea del 325 d.C.
Convocado por el emperador Constantino y en el
que participan unos 300 obispos
Los Padres de Nicea incorporan a la explicación
de la fe acudiendo a un término que no es bíblico.
Y aunque no es
bíblico sí puede expresar de buena manera la realidad que designa: “homousios”,
es decir, que el Hijo es “consubstancial” al Padre.
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